EJERCICIOS DE SINTAXIS
Para reflexionar sobre nuestro lenguaje,
partiendo del uso.
Autores:
Yanina Sarrat y Hugo Salgado
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Ante todo, nos presentamos: somos dos educadores comprometidos (preocupados y ocupados) en favorecer los procesos de aprendizaje de nuestra lengua. Es por ello que hemos decidido diseñar esta secuencia de actividades para el aprendizaje de las estructuras y funciones de nuestro idioma. Dicho de otro modo: para favorecer el conocimiento sintáctico.
Muchas veces hemos escuchado: ¿para qué sirve estudiar sintaxis?, como dando por descontada su inutilidad. Sin duda, se trata de una pregunta que encierra más de una respuesta posible; pero trataremos de ser breves.
Con frecuencia, el análisis sintáctico aparece en el aula como una serie de reconocimientos mecánicos, llevados a cabo sobre oraciones poco significativas como, por ejemplo: Mi tía tiene alegría; El gato trepa un árbol; Las nubes con lluvia amenazan la ciudad; etc. En otras oportunidades, nos proponen identificar determinadas funciones en una poesía, una leyenda u otro texto literario.
Ante esta realidad, nos gustaría decir que el estudio de la sintaxis no sirve para nada; pero creemos que no sería lo más adecuado. Estas estrategias didácticas pueden terminar convenciéndonos de que la reflexión sobre nuestro idioma no tiene la más mínima razón de ser. Además, es muy probable que nos hagan perder el placer por la lectura literaria.
Por el contrario, el análisis sintáctico se nos podría presentar como un desafío para reflexionar sobre nuestro propio lenguaje, como un recurso imprescindible para descubrir los posibles significados de aquello que nos dicen o estamos leyendo. Entonces, su estudio nos ayudaría a tomar conciencia sobre las distintas posibilidades que tenemos para construir nuestras propias ideas y pensamientos.
En este caso, su aprendizaje cobraría una gran importancia para la formación de una persona crítica y con capacidad de análisis.
Pero, ¿cómo es eso de estudiar algo que de hecho venimos utilizando todos los días, desde que aprendimos a hablar? Ya desde los 3 o 4 años usamos los verbos, armamos nuestras oraciones, relacionamos núcleos con sus modificadores y tantas otras cosas más.
No se trata, pues, de que vayamos a aprender algo nuevo, más bien se trata de tomar conciencia de lo que ya sabemos.
El lenguaje es la herramienta que usamos para dar forma a nuestro pensamiento; por consiguiente, cuanto más conozcamos la herramienta, más eficiente podrá ser el uso que hagamos de ella y mejores resultados podremos obtener.
Estamos convencidos de que el recorrido didáctico que presupone el aprendizaje de nuestra lengua materna debe partir del uso que ya tenemos incorporado y promover la reflexión sobre dicho uso. A través de esa reflexión podremos lograr una sistematización, que en principio podrá ser parcial y provisoria, pero que favorecerá un uso más consciente de nuestro lenguaje y nos llevará a nuevos procesos de reflexión.
Este recorrido que implica una relación dialéctica entre uso, reflexión y sistematización es el que se viene consignando desde hace varios años en distintos programas educativos y que se mantiene en la mayoría de los documentos curriculares vigentes.
Hemos privilegiado el trabajo con los textos a los que cotidianamente nos debemos enfrentar para estudiar las demás áreas del conocimiento, pues creemos que son los que nos suelen proponer mayores desafíos en el momento de llevar a cabo su lectura comprensiva. Descartamos el trabajo con textos literarios porque consideramos que, si bien el abordaje de la literatura desde una perspectiva gramatical puede proporcionar una herramienta crítica, excede el marco de la reflexión metalingüística que aquí nos proponemos.
Creemos que de este modo lograremos ampliar el conocimiento de la lengua que ya tenemos incorporada y enriquecer así nuestro desempeño como usuarios del lenguaje.
Entre nosotros
Ojalá podamos lograrlo...
Después de hacer esta serie de ejercicios, ustedes lo decidirán.
